PEQUEÑAS METAS, GRANDES TRIUNFOS.

Algún día entenderán porque hacemos lo que hacemos tal como lo hacemos; no solo lo que se puede ver es lo que existe, también existimos por dentro y todo es mas sencillo de lo que nadie pueda imaginar; simple diría yo. Ayer nos cruzamos mensajes con Arcadi y Kike . Nos echábamos de menos, y los tres queríamos volver al hielo, a la libertad de sentirte libre. Esa vieja sensación... Muchas veces he explicado que cuando escalaba una gran montaña, pese a lo que pueda parecer, uno de los días que menos me cautivaba, era el día de cima. No quiero pecar de hipócrita, a todos nos gusta pisar la cima, o la meta, pero para mi ese día era indicación de retorno, de “se terminó”. Con el paso de los años, ese premio de la cima, la meta, lo cedes a los demás porque percibes como se alegran por ello, y a ellos se lo dedicas: a tus exponsors, amigos, apoyos, conocidos, familia... ellos son felices con ese éxito. Tu, tu ya llevas días de éxito, logros, majestades, cada paso un triunfo, cada jornada una meta (muchos triunfos, cinco metas); aprendizaje impalpable y menos mediático pero mucho mas importante. Esto es mas esencial no en tu currículo deportivo, pero si en el currículo vital (ese que realmente te marcará de por vida): anécdotas, sucesos, risas, lucha, disputa, decisiones, compañerismo. Todo eso queda gravado en tu alma para siempre, y eso es lo que si de verdad amas estas cosas que haces, es lo que te impulsa a volver y a asumir sin ningún problema la consecución de la meta o no, a echar de menos el regresar. Asumes que lo más importante casi siempre no es llegar, es disfrutar del camino y aprender de él todo lo que esté dispuesto a ofrecerte. “Cuando iba de aquí para allá, sin llegar a ningún sitio, estaba cansado del, camino; pero ahora que me lleva a todas partes estoy enamorado de él.”

Cuando eres niño, o mas joven, quieres hacer todo ya porque mañana parece estar muy muy lejos. Más tarde, sin darte ni cuenta, te vas haciendo mayor y acabas olvidando el gastado dicho de “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”.... Incluso un buen día, algo te golpea fuertemente y te das cuenta de que te quedan muchas cosas por hacer, por aprender, por vivir, que eres vulnerable y no lo sabes todo (cura de humildad); cosas grandes y cosas pequeñas pero mucho mas importantes que las que tu creias hasta entonces trascendentales. Algo tan simple y tan importante como una conversación con tu mejor amigo, con tu pareja, un abrazo, o en lo deportivo, compartir una experiencia con tus amigos, disfrutar del recorrido y no de la cima, disfrutar por encima de competir.... Cosas realmente importantes.... Ese día, aprendes a darle importancia a las cosas que realmente la tienen, y a las demás en su justa medida. Ser el mejor, ser el mas, competitividad mal entendida, no significa nada. La clave la humildad y nunca dejar de ser discípulo de nada queriendo ser catedrático en todo. Encontrarnos con nosotros mismos en el fondo, en la forma es otro cantar; en nuestro interior siempre sencillez y de forma natural respeto. Somos personas normales y como siempre digo, “si yo lo hago, puede hacerlo cualquiera”. Atreverse, y disfrutar de ello, eso ya es otro cantar. ¿Ahora que?. Ahora a seguir disfrutando de los entrenos, de alguna carrera entre amigos, excursiones, barrancos, comidas y cenas para celebrarlo todo. En definitiva, lo que verdaderamente es importante. Pequeñas metas que son grandes triunfos.